Por: Haziel Scull
El panorama del cómic en Cuba se encuentra en una etapa depresiva, aunque en los últimos años se haya visto una pequeña recuperación en comparación a la década del 90 del siglo XX. La ausencia de un centro capaz de mantener ininterrumpidamente la producción de historietas, así como de transmitir el legado de artistas ya desaparecidos; la influencia del manga y/o anime en los nuevos creadores, que crea un sesgo apreciativo bastante nocivo y la cuestionable selectividad de las editoriales en cuanto a publicación de historietas, ha provocado la distorsión de la percepción popular de uno de los medios de masas más consumidos del momento y del que el país fue bandera durante los años 70 y 80 del siglo pasado.
Pese a este escenario adverso, como ya decíamos, desde hace alrededor de una década, los nuevos creadores han ido agenciándose diferentes vías para que el cómic no desaparezca del todo o, lo que es tal vez peor, se mantenga en el imaginario social como un arte menor, lúdico e infantil. De manera casi autodidacta (pues no existe una asignatura en las escuelas de arte sobre cómic y solo en algunos espacios, como el centro cultural Vitrina de Valonia, de la Oficina del Historiador, y algunos espacios en Pinar del Río, Camagüey y Santiago de Cuba, ofrecen talleres ocasionales), los jóvenes se van adentrando en este mundo y buscan diferentes vías de promoción.
Sugerencia del autor: El cómic también mira hacia el este
Es en este ambiente de reinvención, donde se inserta un cómic con pretensiones de novela gráfica llamado Nuca y Namoro, de la autoría de Enzzo Hernández y José Ángel Nazabal, como guionista y dibujante respectivamente.
Esta obra llama la atención por diferentes elementos que cuando se analizan como conjunto, nos descubren un intento serio y real de dotar de profesionalidad al gremio de los historietistas. La historia nos llega por entregas regulares a través del canal en Telegram de la revista Q de Cuir (dedicada al empoderamiento de la comunidad LGBTIQ), lo que la dota de un componente poco convencional al utilizar la plataforma digital para complementar un trabajo incompleto por parte de las editoriales nacionales. De esta manera, no es solo que dejan de pasar por el filtro tan fino de la censura en torno a temas, escenas y diálogos, sino que se libran de complicaciones tales como la ausencia de papel, retrasos de impresión o mala distribución.
La obra se encuentra en todo momento libre de las trabas burocráticas y de impresión que pudieran surgir.
La historia nos presenta la vida de una pareja gay en La Habana contemporánea. Y son varios los argumentos que nos avalan cuando decimos que, el cómic, se desarrolla sobre un tema poco convencional.
El más poderoso reside en la originalidad. Antes de esta incipiente novela gráfica, en Cuba, solo se tenía un referente anterior de una historia con este tema como centro del discurso gráfico: Bim Bom. Historias de lucha[1]; sin embargo, pese a ser escrita y dibujada por cubanos, se publicó por Diábolo Ediciones, en España. También vale aclarar que ambos cómics difieren de manera sustancial en la trama, al enfocarse este último en la prostitución masculina en La Habana.
Por lo que en este caso, la historia que comentamos, viene a ser la primera historieta que visibiliza la vida gay en Cuba y de mantenerse no solo publicando, sino trascendiendo el propio ambiente en el que circula, tendrá un impacto bastante interesante que llevaría a los historietistas del país a entender el cómo contar y sobre todo qué contar que tanto se necesita en los autores de hoy.
Adentrándonos en la historia, hay que comprender los referentes gráficos y dramáticos de Nuca y… que podemos encontrar en los cómics El azul es un color cálido, de Julie Maroh o En Italia todos son machos, del dúo Luca de Santis como escritor y Sara Colaone de ilustradora. Ambas obras abordan el tema de la homosexualidad (femenina y masculina, respectivamente), aunque desarrollan la trama en torno a conflictos más espirituales que en el caso de Bim Bom. En el caso de los cómics antes citados, se busca normalizar, a través de diversos recursos narrativos, lo que es la vida y la relación de personas del mismo sexo en diferentes circunstancias y momentos históricos. Es evidente la influencia en el uso de planos y dinámica de lectura que tiene El azul…, así como la soltura en la resolución de conflictos que deja En Italia…en los autores de Nuca y Namoro. Ellos son capaces de, con la mejor manera y desde su estilo, tomar las mejores referencias y representarlas en su obra de manera funcional.
Cuando se realiza una lectura analítica de la historieta, la primera sensación que nos asalta es la calma. La paz que invade a sus personajes, dibujados con especial soltura, nos pasea por el día a día de la relación romántica de dos jóvenes que en este caso y para mérito adicional, no muestra los conflictos estereotipados que se le atribuyen a las relaciones homosexuales (promiscuidad, depresión, incomprensión entre otras) si no que vemos los retos y conflictos que tiene cualquier pareja en su cotidianidad.
Si nos centramos en los componentes icónicos del medio, no obstante, consideramos que pudieran ser mejor explotados en algunos casos. En especial el tratamiento que se le da al tránsito del tiempo de viñeta a viñeta, lo que lograría una elipsis más orgánica. Aunque generalmente esta se logra por el propio texto que va impulsando la historia a una resolución narrativa agradable, acompañada de un dibujo que más que subordinarse, logra una total integración a la escena.
En todas las páginas llama poderosamente la atención el uso del color. Como elemento que trasciende lo gráfico y acompaña el discurso narrativo, se empasta perfectamente con la dinámica de la historia y sobre todo llega a ser en determinadas viñetas un componente escénico de primer orden. Al uso del color se le suma, además, la estilización de los personajes, que en pocos casos afecta la proporcionalidad de las figuras o las posiciones y sí marca un estilo muy propio e identificable.
Algo que el relato posee, que le confiere una personalidad propia (más allá del trabajo en la caracterización de los personajes) es la utilización de referentes musicales o cinematográficos que, gracias al formato digital de distribución, vienen acompañados de hipervínculos a contenido multimedia que tiene un significado especial para los autores o puedan ser considerados referentes de la comunidad LGBTIQ y el imaginario queer (como el filme La vida de Adele o la música de Devendra Banhart, que aparecen en la primera entrega), otro elemento que dota a la obra de una carácter trascendental dentro del cómic realizado en la isla.
Este cómic, como han afirmado los propios autores, ha nacido de un proceso de casi siete años de escribir, dibujar y amar sin cansancio[2]. Han confesado que muchas veces lo esbozaban, lo borraban, lo volvían a dibujar y así sucesivamente. Hasta hoy, que por primera vez es indeleble. Y el resultado ha sido un trabajo serio y profesional, desde la interesante sencillez de la trama y el dibujo.
En esencia: la lectura de Nuca y Namoro complace.
[1] Infante, Arturo y Que, Arturo. Bim Bom. Historias de lucha. Diábolo Ediciones. Madrid, 2016.
[2] En conversación para realizar este artículo, los autores comentaban sobre la inmensa carga autobiográfica que existe en la obra, tanto en las escenas que narra, como en los rasgos físicos de los personajes.
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La entrada Nuca y Namoro, una propuesta de cómic de género en Cuba se publicó primero en Cubanow.